La mañana olía a hierba fresca
y a nubes argentadas;
la tarde, a la inquietud juvenil
de la primera vez.
Pasó el tiempo.
Pasó más tiempo aún.
A menudo estamparon sus huellas
los pasos sigilosos del silencio,
otras veces lo hicieron las palabras
frente a frente.
Llegó el presente como todo llega,
como el pasado llega a futuro
transitando por esa calzada de rodadas sin retorno,
donde los tiempos
son lo que su nombre indica
sólo porque les ponemos nombre.
Y hoy,
hoy no dejes que me olvide
de tus mares,
de los puertos que tus vientos horadaron
en el oro pálido de mis mieses,
en el trigo que se arquea inmolándose
sin tregua.
No dejes,
no permitas,
no visites capillas ardientes ni asistas a funerales,
que no hay óbito que lamentar,
que no hay pérdida,
sino encuentro.
(Mayte Dalianegra)
Pintura: "Beso", Tomasz Rut