miércoles, 21 de enero de 2015

TUTANKHAMON

Al misterioso Tut-anj-Amón
Viviste 
un tiempo allí,
donde los días esculpían 
su geometría planetaria
sobre la memoria 
de pilonos milenarios.

Sobre las gentes allí 
reinaste, 
portando 
sobre los hombros
tu corta edad.

Cuán breve fue tu existencia
—breve como la lengua de un fuego
ahogado por la ausencia del aire—,
pero cuán felices los momentos
de compañía fraterna y el saberte señor
de la fecunda vega del Nilo
y de la dorada infinitud de las arenas.

Viviste 
un sueño tan fugaz como intenso,
un sueño que inflamaba las corolas de los lotos
y doblegaba los juncos de los papiros
cuando el viento te abrazaba las sienes,
cuando eras arquero y auriga a un tiempo.

Te rodearon los placeres,
las gemas multicolores,
las espigas de oro
alimentadas de sol,
las frutas jugosas
nacidas en primavera, y el vino
de las granadas que te embriagaba
bajo cada luna nueva.

Viviste 
un tiempo allí
y después fuiste ninguneado,
pero eso ya lo sabías —lo sabías bien,
pues habías escuchado el eco de los sortilegios—,
que aun con la piel
ennegrecida y apergaminada,
que aun con la cabeza
desmembrada, volverías a la vida,
aunque ya nadie
te recitase loores bajo la insistente
salmodia de los sistros,
aunque ya solo fuese para demostrar
que estuviste allí, entre los vivos.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: “Pastimes in Ancient Egypt, 3000 years ago” (Pasatiempos en el Antiguo Egipto, hace 3000 años), 1863, Lawrence Alma-Tadema
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